Canción "Fuego de Amor" (XXI Capítulo General AM)

Con motivo de la Celebración de su XXI Capítulo General, las Agustinas Misioneras han editado una canción que servirá de lema motivador.

Desde el corazón


Marcha Misionera 2013 desde Valladolid


Mar adentro

"Lleva la barca a la parte mas honda y echa redes para pescar". La orden dada por Jesús a Simón es sorprendente. Jesús no es pecador de oficio, a diferencia de Simón, y le indica, sin embargo, lo que debe hacer. La orden es simbólica; es en alguna forma, una parábola en acción. Cristo tiene en vista una empresa mucho mayor que la pesca en el lago de Tiberíades. Al pedir a Simón que vaya mar adentro, es como si lo quisiera invitar a una aventura en que se dejan las playas de cada día en busca de un horizonte mucho más grande.

Puedo ayudar a los demás (Video)


La llamada en la pesca milagrosa (Lc 5, 1-11)


"En aquél tiempo la gente se apretaba alrededor de Jesús para escuchar la palabra de Dios, a la orilla del lago de Genezaret. Vio dos barcas amarradas a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado a lavar las redes. Subió a una de las barcas que era la de Simón y le pidió que la apartara un poco de la orilla: se sentó en la barca y empezó a enseñar a la muchedumbre.

Cuando terminó de hablar dijo a Simón: "Lleva la barca a la parte más honda y echa redes para pescar". Simón respondió: "Maestro hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, pero sobre tu palabra echaré las redes". Y al echar las redes pescaron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Pidieron por señas a sus compañeros que estaban en la otra barca que vinieran a ayudarlos; vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador". Pues, tanto él como sus compañeros estaban asombrados por la pesca que acababan de hacer. Lo mismo le pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de hoy en adelante serás pescador de hombres". Entonces llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús". (San Lucas 5, 1 a 11).

Señor, ¿qué quieres que haga? (Hech.22, 3-10)

«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy. Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres, como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados. Pero yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, me envolvió de repente una gran luz venida del cielo; caí al suelo y oí una voz que me decía: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?". Yo respondí: "¿Quién eres, Señor?". Y él a mí: "Yo soy Jesús Nazareno a quien tú persigues". Los que estaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: "¿Qué he de hacer, Señor?". y el Señor me respondió: "Levántate y vete a Damasco; allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas"».

Maestro, ¿dónde vives? Venid y veréis (Jn. 1, 35-43)

Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?»- Ellos le respondieron: «Rabbí -que quiere decir, "Maestro"- ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis»- Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» -que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Celas» -que quiere decir, "Piedra".